Los superordenadores de mano, a sólo 10 ó 15 años vista

Un investigador especializado en nanotecnología sostiene que en un período de entre sólo de 10 a 15 años, existirán superordenadores tan pequeños como la palma de la mano de un ser humano. Él mismo acaba de presentar un descubrimiento que contribuirá a convertir en realidad sus pronósticos.

"Si las cosas continúan evolucionando como en las últimas décadas, tardaremos sólo diez años en tener tales dispositivos”, ha declarado Michael Saiser, catedrático e investigador de la Escuela de Ingeniería y Electrónica de la Universidad de Edimburgo. “Lo cierto es que el cerebro humano ha resultado muy efectivo a la hora de resolver los problemas relacionados con los microprocesadores”.

La investigación de Zaiser en el campo de los “nanowires” (nanohilos o nanocables) podría ayudar a reducir incluso aún más el tiempo necesario para disponer de superordenadores handhelds. Durante los pasados cinco años, ha estado estudiando el comportamiento de cables diminutos –con un grosor 1000 veces menor que el de un cabello humano- cuando son manipulados para determinados fines.

Zaiser explica que cada uno de estos minúsculos cables tiende a comportarse de forma diferente aunque sean sometidos a la misma presión y en las mismas circunstancias. Debido a esta falta de homogeneidad en sus reacciones, según Zaiser, ha resultado hasta ahora imposible alinearlos lo suficientemente próximos entre sí en microprocesadores diminutos en un entorno de producción.

No obstante, este investigador asegura haber descubierto ahora la forma en que tales cables pueden comportarse de manera uniforme y predecible. Para ello, ha separado el material interior del cable en grupos distintos de forma que el cable no pueda reaccionar como un todo. Esto facilita mucho su control, según Zaiser. “Es como el control de multitudes”, explica. “Si todos siguen una misma dirección, se produce una tremenda aglomeración caótica. Si se separan y organizan, podrá mantenerse el orden”.

Fluctuaciones térmicas

Estos nanowires irán en el interior de los microprocesadores, que podrán, a su vez, servir de base para PC, laptops, teléfonos celulares e incluso superordenadores. Cuanto menor sea el tamaño de los cables, menor será también el del chip. Y, sin duda, reducir las dimensiones de los microprocesadores representará un gran paso adelante hacia el desarrollo de ordenadores más pequeños.

En cualquier caso, Zaise advierte que su descubrimiento no será inmediatamente aplicable al desarrollo de superordenadores handheld ni mucho menos. Además de microprocesadores de menor tamaño, los ingenieros habrán de resolver los problemas derivados de las fluctuaciones térmicas que se generan en tan reducidas dimensiones.


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