Se reaviva el debate sobre el futuro de los OSs

Ante la próxima aparición de Red Hat Enterprise Linux 5 (RHEL 5), se ha reanimado el debate –abierto por Gartner durante el lanzamiento de Windows Vista- sobre la posibilidad de un cambio radical en la arquitectura de los futuros sistemas operativos.


Muchos expertos han empezado a cuestionarse si seguirán siendo realmente necesarios –e incluso viables a largo plazo- los sistemas operativos robustos y ricos en funcionalidades. Y algunos fabricantes de appliances software están aprovechando la atención generada en torno a RHEL 5 para anunciar que los días de los sistemas operativos monolíticos están contados.

En sus argumentos defienden que el futuro traerá consigo un sistema modular en el cual el software correrá con tan sólo las líneas de código de OS imprescindibles para realizar su tarea. Pero aunque algunos vislumbren en el modelo de las appliances una alternativa a los sistemas operativos, muchos escépticos consideran que al menos las grandes empresas continuarán requiriendo plataformas de propósito general.

Con motivo del reciente lanzamiento de Windows Vista por Microsoft, tres analistas de Gartner publicaron un informe en el que argumentaban que la excesiva y creciente complejidad de Windows se hacía “insostenible”. El resultado sería, según sus predicciones, la división de Windows en diversos componentes modulares.

Los OSs se hacen inmanejables
Lo mismo podría decirse de Red Hat Enterprise Linux 5, en opinión de Billy Marshall, CEO y cofundador del fabricante de appliances basadas en software rPath. “A medida que se han ido añadiendo características a las nuevas versiones, RHEL 5 ha llegado a convertirse en un sistema tan sobrecargado como Windows. Resulta mucho más pesado y difícil de manejar que las versiones anteriores”.

Según Marshall, los suministradores de sistemas operativos añaden todo tipo de funcionalidades a sus plataformas por si acaso llegaran a resultar necesarias para algunas empresas. Esta sobrecarga funcional ha sido, de hecho, una de las causas por las que tanto Red Hat como Microsoft se han visto obligadas a retrasar la puesta de sus productos en el mercado.

Marshall también subraya la elevada capacidad que demandan estas plataformas. “La instalación de un sistema operativo puede llegar a exigir hasta 1,82 GB de espacio de disco duro, mientras que para una appliance software con sólo el código necesario para correr una aplicación bastarían 300 MB”, argumenta Marshall. “El modelo seguido por los sistemas operativos de propósito general tienen sus días contados”.




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