Cambio, cambio, cambio…

El inmovilismo se transforma en cal para la creatividad y la innovación, dos conceptos clave para salir de la crisis. Por ello, es preciso que los CIO entiendan que su rol se transforma y que están para aportar valor con cambios y no para mantener un estatus. Si no abordan el cambio por decisión propia, la realidad les obligará a hacerlo a la fuerza y, en lugar de disfrutarlo, lo van a sufrir.

Hace años tenía un colega alemán que se sorprendía de que en España las personas viviéramos tan cerca de nuestros padres, hermanos, tíos, etc. Según me comentaba, en su país era muy frecuente que una familia se desplazara a 200 o 300 kilómetros de sus padres porque la vida profesional marcaba estas circunstancias y no al revés. Entendí entonces que nuestra cultura está muy basada en creencias inmóviles y cómodas. También, probablemente, coaccionada por vías de comunicación muy poco comparables con las de Alemania, es verdad, pero esto no deja de formar parte del repertorio de excusas que nos sacamos del bolsillo para seguir igual. Tenemos una cultura de confort, de no asumir riesgos, no queremos que “nos toquen” el entorno, ni salir de lo que los coachs llamamos “la caja de confort”. Muchas máximas de antaño se repiten una y otra vez. A pesar de que en la época de los clásicos probablemente la vida tenía periodos sin cambios mucho más largos que los nuestros se atribuye a Heráclito de Éfeso la frase “lo único que no cambia es que todo cambia”. Lo preocupante es que este inmovilismo es cal para la creatividad y la innovación, esos dos conceptos clave para salir de la crisis.
Podríamos pensar que el sector TIC es inmune a esta situación por su propia naturaleza; pues, paradójicamente, no. Lo que sí es diferencial respecto a otros sectores es que esta problemática tiene todavía consecuencias más graves en la industria de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC). Los cambios en las TIC vienen por diferentes frentes, todos a la vez; nada de uno en uno… Los actuales responsables de sistemas de las organizaciones y los empresarios y directivos de las empresas tecnológicas se las ven y se las desean para asumir los cambios en las comunicaciones, en los procesos de negocio, en los sistemas ERP, CRM, BI…, en las herramientas de productividad, en los estándares, en los mercados de su organización y, para rematarlo, en las redes sociales…
Hablo frecuentemente con directores de TIC y percibo asombrado que están lejos de la comprensión o incluso del conocimiento de los beneficios de tendencias que aparecen como inevitables. Lo comparo con lo que escucho en otros países y veo que allí la mayoría de autónomos y pymes ya usan aplicaciones en la nube reduciendo drásticamente sus inversiones, sus problemas técnicos, simplificando sus tecnologías… o veo a pequeños negocios que usan Facebook, Twitter, LinkedIn o Youtube para promocionarse y conseguir nuevos clientes, o a directivos que exprimen el uso profesional de sus móviles, mucho más allá que leer el correo, llamar o hacer fotos. Claro, son más competitivos,¡no hay derecho!
Hace unos años la consultora Ticalia hizo un estudio de los “inhibidores” que estaban frenando la adopción de nuevas tendencias tecnológicas en España y, sorprendentemente, uno de los frenos más significativos estaba en los departamentos de informática: emanaba de los miedos personales. La creencia de que los cambios van a hacer perder poder provoca que inmediatamente los responsables de TIC empiecen a sacar un repertorio de argumentos del miedo ante cualquier mejora (la seguridad, la LOPD, lo verde que está esto o aquello…); lo explican al director general o al empresario, quien no detecta esta situación personal a pesar de que quizás esté delante de un elemento clave para el futuro de su empresa. Ahí está uno de nuestros principales retos: hacer ver a los responsables de tecnología que por ese camino más tarde o más temprano van a perder la confianza de los empresarios y directores generales y que, cuanto más tarden en entender que su rol cambia y que están ahí para aportar valor con cambios y no para mantener un status, más tiempo tardarán las empresas en ser más competitivas y, lo peor para ellos, que cuando se queden fuera quizás será demasiado tarde para retomar otro camino.
Pero esta problemática no está presente sólo en el lado del cliente. También Ticalia detectó un retraso importante en los proveedores de entornos TIC. Después de muchas entrevistas con empresas desarrolladoras, distribuidoras, implantadoras, concluyó que también éstas estaban a una distancia importante de las últimas tendencias, y que un mal entendido concepto de focalización las estaba haciendo cada vez menos competitivas sin darse cuenta de que otros ya hacían lo mismo con mucho menos coste y tiempo. Focalizarse está bien, siempre que lo hagas en cosas competitivas. Muchas de las empresas del sector TIC de hoy no dedican prácticamente tiempo a investigar, sino que toda su actividad se basa en vender y facturar con todos los recursos disponibles sin dejar espacio para el I+D. Pan para hoy y hambre para mañana.
Desde finales de la década anterior Gartner Group va insistiendo en avisarnos de que cloud computing, green IT, comunicaciones unificadas, gestión de metadatos, virtualización 2.0, mashups, computing fabrics, real world web, software social, gestión de procesos de negocio y business intelligence son las tendencias claves del futuro. La pregunta del millón de cada empresa TIC es: ¿en qué área de las mencionadas se está haciendo ya algo? Si la respuesta es: “en ninguna” o “estoy empezando”… llega usted tarde.

Una transformación personal
Cuando observo a una persona adulta, inteligente, con un nivel profesional alto y una carrera de proyectos exitosos a sus espaldas, pero incapaz ahora de aceptar el cambio y sacarle provecho, no puedo dejar de darme cuenta de que nada tiene que ver con la complejidad de la tecnología, el mundo, y el entorno (aunque él lo vea así). Veo a una persona con miedos, creencias y limitaciones que se impone a sí misma. Ahí es donde entra en juego el coaching, la disciplina que provoca cambios en la forma de pensar, en la forma de ver las cosas y, por lo tanto, en la actitud y los resultados. Siempre evitando impartir juicios y consejos y otorgando una dedicación total a provocar que cambie usted su forma de ver las cosas; un cambio de observador. Es el mejor método para romper miedos, creencias limitantes, caducas, poco valientes y desmotivadoras, si no angustiantes.
No es tiempo de cambio, es hora de que nos demos cuenta de que siempre lo es. Cambien. Si no lo hacen por decisión propia y disfrutando del proceso, la realidad les obligará a hacerlo a la fuerza y, en lugar de disfrutarlo, lo van a sufrir. Estamos en un mercado de competitividad y hay que esforzarse para conseguir resultados y beneficios. Quizás por ser tan obvio no lo tenemos presente.


Josep Baijet es socio-consultor de Lernova

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