Microsoft se enfrenta a dos nuevos casos antitrust en Europa

La Comisión Europea ha abierto dos nuevas investigaciones antimonopolio sobre las actividades de Microsoft. Una de ellas responde a una denuncia de ECIS (European Commitee for Interoperable Systems, grupo industrial con sede en Bruselas del que el fabricante de código abierto Opera Software es miembro.

Europa, a través de su brazo ejecutivo, acaba de abrir dos nuevas investigaciones sobre Microsoft por supuestas prácticas anticompetitivas. Uno de los procesos se inició tras una demanda presentada por European Comitee for Interoperable Systems, asociación industrial europea entre cuyos miembros figura el fabricante noruego del navegador de código abierto Opera, Opera Systems, además de IBM, Nokia, Sun Microsystems y RealNetworks, entre otros muchos. ECIS acusa a Microsoft de no ofrecer la suficiente interoperatividad entre su software y el de sus competidores, según ha informado la Comisión Europea.

La segunda investigación responde a una demanda particular de Opera Systems sobre la táctica de Microsoft de empaquetar productos software –en concreto, en este caso, el navegador Internet Explorer (IE)- con su sistema operativo Windows. Ambos casos presentan bastantes similitudes con los condenados por la Comisión en su sentencia antimonopolio de marzo de 2004 contra Microsoft, una sentencia que el fabricante ha intentado modificar por diversos medios en distintos tribunales europeos sin éxito hasta el pasado septiembre.

Un valioso precedente

Microsoft ha declarado su disposición a cooperar en las investigaciones. “Deseamos cumplir completamente con la ley europea y nuestras obligaciones al respecto han sido establecidas por el Tribunal Europeo de Primera Instancia en su sentencia de septiembre de 2007”, ha asegurado la compañía en un comunicado.

Los dos nuevos casos están basados en los descubrimientos descritos en la regulación de 2004, secundada el pasado septiembre por el Tribuna de Primera Instancia, la segunda corte más importante de Europa. Cuando esta emitió su veredicto, Microsoft, tras casi tres años de apelaciones, decidió deponer las armas y someterse a la presión de las autoridades europeas. El apoyo del Tribunal de Primera Instancia a la sentencia de la Comisión constituye ahora un valioso precedente para la gestión de las nuevas demandas presentadas contra el fabricante de Windows, dado que éstas se basan en el quebrantamiento de los mismos principios cuya violación fue ya condenada en 2004 por Europa.

 


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