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La tecnología biométrica conquista a Aena y aspira a revolucionar los aeropuertos españoles

La compañía se encuentra desarrollando un programa de reconocimiento facial que pretende mejorar la experiencia del usuario durante la operación de embarque, desde el filtro de seguridad hasta el acceso a la aeronave.

biometría aeropuerto Aena

El uso de la tecnología biométrica en aeropuertos parece haberse situado en la cumbre de las tendencias. Si era Europa la que abogaba por blindar sus fronteras con sistemas de reconocimiento facial y datos biométricos para controlar la entrada y salida del espacio Schengen al término del año, ahora Aena se ha sumado al carro. La compañía se encuentra desarrollando un programa de reconocimiento facial que permitirá a los viajeros realizar todo el proceso de embarque en un avión sin necesidad de emplear una tarjeta o cualquier otro método de identificación que no sea su propio rostro. Un sistema revolucionario y único en Europa que proporcionará a los viajeros una experiencia “más ágil y segura”. El viajero podrá hacer uso de esta tecnología en cualquier aeropuerto de la red de Aena tras haber realizado un único registro en el programa biométrico.

Según ha detallado Aena en su página de política de privacidad sobre el sistema biométrico, en este proceso el usuario debe registrar su imagen y sus documentos identificativos. Aena almacenará su imagen selfie, la del pasaporte o DNI y los datos personales e imagen del chip NFC de su documento identificativo con el objeto de comprobar su identidad y la validez de la documentación. Así, una vez el viajero haya obtenido la tarjeta de embarque y la haya asociado a su perfil biométrico, algo que podrá realizar en un quiosco digital en el aeropuerto o mediante la app de Aena, ya no tendrá que mostrar ningún documento identificativo en el control de seguridad ni en la puerta de embarque. Las cámaras le tomarán una fotografía, que será remitida a los sistemas de Aena para realizar su identificación y devolverán a la puerta que ha enviado su imagen los datos de su tarjeta de embarque.

 

Proyectos piloto

La primera fase del despliegue de esta iniciativa ha venido precedida por tres pruebas piloto. Estas han sido realizadas de la mano de diversas aerolíneas y proveedores tecnológicos en diferentes aeropuertos españoles. La primera de ellas tuvo lugar en 2019, en el Aeropuerto de Menorca. Entonces se pretendía comprobar cuál era la viabilidad del embarque biométrico y el acceso al filtro de seguridad. En este caso, los viajeros debían realizar un registro previo en un quiosco digital y en el mostrador de embarque, para después poder pasar el filtro de seguridad y embarcar sin necesidad de hacer uso de las tarjetas de embarque o documentos de identidad.

La segunda prueba piloto se desarrolló en el Aeropuerto Adolfo Suarez-Madrid Barajas y en ella se añadió la posibilidad de que el usuario pueda registrarse desde su casa por medio de la aplicación de Aena y la de la aerolínea, para que el proceso de embarque sea más rápido. La última aconteció en el Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat, y sumó a lo anterior la facturación del equipaje por identificación biométrica. De esta manera, el usuario puede llevar a cabo todos los procesos aeroportuarios sin tener que mostrar ningún documento.

 

Implicaciones de la tecnología

Los sistemas de reconocimiento facial permiten identificar a las personas de forma inequívoca a partir de una imagen de su cara gracias a la propia idiosincrasia de sus facciones. Cada rostro humano tiene una disposición particular de los rasgos faciales, que no varía con el envejecimiento; con ayuda de algoritmos de inteligencia artificial es posible definir un patrón específico y detectarlo en fotografías o vídeos. Sin embargo es precisamente la gestión de la información sensible asociada al reconocimiento de los usuarios lo que ha despertado ciertas suspicacias entre los pasajeros. Además de los posibles fallos de los algoritmos de reconocimiento facial y de los interrogantes sobre quién tendrá acceso a esa información crítica, el creciente contexto de ciberamenazas no ayuda. Por ello, los usuarios deberán poner en la balanza la ciberseguridad y la protección de sus datos personales frente a la experiencia de usuario para saber si esta iniciativa tendrá cabida.



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