El bullying se traslada a los teléfonos móviles

Con el aumento de la popularidad de las redes sociales como Facebook, Instagram y Twitter, la vida offline está cada vez más entrelazada con la vida online. En consecuencia, el acoso sigue incluso cuando el niño ya no está físicamente en el patio del colegio. La intimidación puede comenzar en el mundo real, en la escuela, y continuar online, a través de las RRSS.

Las principales preocupaciones de los padres españoles sobre la vida online de sus hijos son el acceso a contenido inapropiado (72%), el ciberacoso (70%) y el contacto con extraños (55%), según los datos recogidos en el estudio de Kaspersky Lab y B2B International. El 25% de los padres de víctimas afirma que los niños tardaron mucho tiempo en recuperarse. Pero también un 52% de los padres piensa que fue un incidente sin importancia y no tuvo consecuencias.

“Los niños necesitan desarrollar una ética y moralidad cuando interactúan con otras personas online, al igual que en su vida offline. Esto aumentaría la empatía y reduciría la probabilidad de que participen en este tipo de ciberdelitos como es el cyberbullying. También es importante para que entiendan, desde una edad temprana, los peligros potenciales asociados con algunas actividades online”, sostiene Alfonso Ramírez, director general de Kaspersky Lab.

Aunque el ciberacoso no implica violencia física, hay evidencias que sugieren que la intimidación online es aún más intensa que el acoso tradicional por ser anónimo, difícil escapar y más invasivo que el cara a cara.

El problema se agrava por el hecho de que dos de cada tres niños consideran el ciberbullying un problema real, pero pocos de ellos informan a un adulto de confianza de que están siendo abusados.