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Posibilidades de la integración de IA en automoción

La adquisición de Quantum Signal AI por Ford pone de relieve las vías a través de las que las herramientas inteligentes pueden impulsar el vehículo autónomo.

coche conectado nube

A finales del mes de julio de 2019, la compañía automovilística Ford anunciaba la compra de Quantum Signal AI, una empresa de Michigan especializada en el desarrollo de control de coches y transportes a distancia. Esta adquisición contribuía a "avanzar su objetivo de lanzar un negocio de vehículos autodirigidos", gracias a la tecnología de simulaciones en tiempo real, desarrollo de algoritmos, robótica, sensores y detección. 

Medio año después, la transacción sirve como ejemplo de las posibilidades que ofrece la integración de la inteligencia artificial en la industria automovilística y de las demandas que requiere, como la necesidad de contar con talento especializado; de hecho, Quantum está en fase de contratación para dar respuesta a los planes de Ford de desarrollo de su unidad autónoma.

En relación a las aplicaciones prácticas de tecnología inteligente en conducción Mitchell Rohde, CEO y cofundador de Quantum Signal AI, destaca cómo las herramientas ayudan a simular la experiencia de viaje y mejorar la confianza en los vehículos autónomos

La simulación es clave, para Rohde, en el desarrollo de la autoconducción, ya que permite "explorar el rendimiento sistémico de una manera que sería muy costosa en términos de tiempo y recursos o prácticamente imposible en las pruebas del mundo real". Así, mediante simulaciones completas se pueden realizar de forma eficiente todos los tests necesarios, reproduciendo de forma virtual vehículos, entornos, sensores e instrumento, para incrementar al máximo la capacidad de los vehículos autónomos. 

Entre las pruebas concretas que se están abordando en Ford mediante simulación están la interacción de los distintos sistemas con el vehículo y los pasajeros y la calidad de la conducción que tendrán estos últimos, para asegurar la máxima comodidad. 

La tecnología de conducción autónoma tiene que superar distintas fases aún para implementarse de forma completa, entre las que está conseguir superar las reticencias de las personas que la emplearán. Aquí, la simulación puede ayudar a reforzar la confianza. Rohde pone como ejemplo la posibilidad de mostrar a los pasajeros lo que está haciendo el vehículo mediante una pantalla de a bordo, que denomina de "conciencia situacional". 

Este elemento facilita el acceso a la información que suministran los sensores lo que, a su vez, contribuye a que las personas que viajen a bordo comprendan cómo funciona la tecnología y se sientan más cómodas con ella. Esto es: si se muestra que viene un paso de peatones y que por eso se desacelera, se incrementará la confianza en el sistema. 

De este modo, la combinación de software, hardware y algoritmos robustos se está configurando como una clave en la tecnología autónoma y en la mejora de la calidad de la conducción. 



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