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“La IA no es una moda y no va a parar”

La filósofa Pilar Llácer subraya la importancia del pensamiento crítico en una sociedad en la que el peso de la tecnología y, en concreto, de la inteligencia artificial, cada vez es mayor.

Pilar Llácer
Pilar Llácer, filósofa y experta en recursos humanos y transformación digital.

Filosofía, informática y derecho cimentan los conocimientos de la experta en recursos humanos y transformación digital Pilar Llácer, quien, sin embargo, prefiere presentarse únicamente como “una filósofa”. De hecho, en la era actual, marcada por una alta tecnificación de la sociedad y el auge vertiginoso de todos los sabores de la inteligencia artificial, la filosofía y el pensamiento crítico que esta disciplina promulga son más importantes que nunca, recalca en esta entrevista realizada en el marco del Future of Work Forum, encuentro organizado por Foundry e IDC en Madrid.

Llácer, asesora estratégica de diferentes compañías en gestión de personas y digitalización y directora del Centro del Futuro del Trabajo en EAE Business School, se hizo conocida hace unos años con el libro Te van a despedir y lo sabes (2019), tras el que ha escrito otros como Por qué Recursos Humanos debería ser como Netflix (2021) o el último Te van a contratar y lo sabes (2022). La experta relata a CIO su visión del futuro del trabajo, las mejores formas de liderar equipos en el modelo híbrido, el papel de la tecnología en la empresa y la dificultad de regular la inteligencia artificial.

 

¿Cómo se aplica la filosofía al mundo en el que habitamos, tan determinado por la tecnología?

La filosofía proporciona una de las competencias más demandadas en la actualidad: el pensamiento crítico, que no consiste en tener las respuestas sino en saber hacer las preguntas. Este mundo incierto, que va a la velocidad de la luz, exige que sepamos preguntarnos y visualizar hacia dónde se dirige nuestro futuro.

 

¿Y cuál es nuestro futuro en materia laboral? Usted asesora en esta materia a las empresas. ¿Cómo deben funcionar éstas en un momento en el que la inteligencia artificial y la automatización están cambiando el panorama por completo?

Las organizaciones deben cambiar el estilo de liderazgo y empezar a aplicar el pensamiento crítico que, como decía, es lo que hacemos los filósofos. Es necesario que los líderes empresariales empiecen a hacerse preguntas, pero deben hacerlo sin criticar la tecnología y, desde luego, no tienen que prohibirla. Muchas de las personas que ahora critican ChatGPT ni siquiera han probado esta plataforma de IA generativa. Además, aunque la tecnología avanza rápido, no lo hace tanto como pensamos. Internet surgió en 1966 y hoy lo usa casi el 80% de la población global.

 

 

"Es necesario que los líderes empresariales empiecen a hacerse preguntas, pero deben hacerlo sin criticar la tecnología y, desde luego, no tienen que prohibirla"

 

 

¿A qué nuevo tipo de liderazgo se refiere? ¿Qué consejos, en concreto, da a los líderes de TI, los CIO, y a los tecnólogos en general?

Tienen una enorme responsabilidad en el contexto actual en el que impera la IA, una tecnología compleja que deben conseguir que sea explicable y simple para todo el mundo, porque quien no la entienda se va a quedar atrás en el mercado de trabajo. Por otro lado, deben poner el foco en las personas, no en las herramientas; herramientas que, además, transforman los hábitos de consumo, como lo ha hecho WhatsApp u otras plataformas de contenido cuyo uso masivo ha provocado un comportamiento basado en la instantaneidad. Quien entienda y sepa medir el impacto de la tecnología en las personas comprenderá mucho mejor cómo va a ser el futuro del trabajo.

Además, en los últimos 10 años, las posiciones más demandadas han sido las relacionadas con big data, como los científicos de datos, pero ahora, con el auge de la IA generativa y otras tecnologías de inteligencia artificial, puede que ya no necesitemos tanto a estos perfiles porque la propia tecnología puede diseñar y programar parte de los algoritmos y del código que necesitamos de forma muy automática. Lo que precisamos son roles con una capacidad constante de aprendizaje. En suma, tenemos que empezar a imaginar las preguntas sobre el futuro del trabajo y de las empresas. Pongamos el ejemplo de una empresa que fabrique colchones. Con el auge de los coches autónomos en el futuro podría diversificar su negocio y crear superficies cómodas para estos vehículos donde sus ocupantes podrán dedicar los viajes a dormir. Eso es pensar en el futuro y si un empleado cuenta con estas competencias siempre va a tener trabajo.

 

 

"Los CIO y los tecnólogos tienen una enorme responsabilidad en el contexto actual en el que impera la IA"

 

 

Luego la inteligencia artificial, que se prevé que supla muchos puestos, no matará, por completo, el mundo laboral…

La tecnología es como la energía, no se destruye sino que se transforma; así ha pasado desde que incorporamos el fuego, la rueda… La tecnología siempre ha transformado cómo realizamos el trabajo y gracias a sus últimas herramientas éste se podrá desempeñar de forma mucho más rápida lo que permitirá a las empresas que dejen tiempo a sus empleados para innovar, aprender, hacer equipo… Y las piezas claves para efectuar este cambio son los líderes.

 

¿Llegará un punto en el que la máquina será como el humano?

Absolutamente.

 

¿No éramos insustituibles?

Los humanos somos insustituibles en la capacidad de equivocarnos y repetir los errores. El ser humano tiene que revisar desde el punto de vista ético cómo se van a tomar las decisiones en la IA. El ámbito de la ética en realidad es muy simple. Cada vez que tomamos una decisión debemos discernir entre lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, lo verdadero y lo falso…

 

Desde luego, en el mundo actual cada vez necesitamos a más humanistas...

Humanistas con conocimiento, porque también hay muchos filósofos críticos con la tecnología y con la empresa que no han pisado este mundo y, como antes decía, para criticar y juzgar antes hay que conocerlo bien.

 

 

"El ser humano tiene que revisar desde el punto de vista ético cómo se van a tomar las decisiones en la IA"

 

 

¿Cómo cree que se está regulando la IA desde Europa?

Mal. En Europa se suele prohibir antes de cuestionar y es un gran error porque las prohibiciones coartan la parte relativa a la creatividad y uso de la tecnología. En muchas universidades ya se están utilizando estas herramientas de IA generativa y lo que hay que hacer es entender cómo funcionan y ver cómo puede mejorar a los humanos.

 

Es curioso que los propios directivos de las grandes plataformas de IA, como Sam Altman, CEO de OpenAI, creadora de ChatGPT, ofrecen una visión apocalíptica de un mundo en el que no se regula la inteligencia artificial, quizás, también, siguiendo toda una estrategia de marketing.

Estratégicamente tienen que hacerlo por su guerra de competencia, tienen que posicionarse. Pero la IA no es una moda y no va a parar. Con el metaverso sí he sido muy crítica porque ya viví Second Life [la popular comunidad virtual que surgió en los años 2000]. El metaverso ha llegado con demasiada anticipación y, además, después de una pandemia que ha hecho que estemos hartos de lo virtual. En general, diría que la tecnología es una realidad que avanza a una velocidad vertiginosa y que nos obliga a tener que aprender constantemente.

 

¿Cómo es posible tener capacidad crítica en un mundo que avanza, como veíamos, a una velocidad vertiginosa. ¿No deberíamos parar y reflexionar?

Es que no se puede parar. Pero sí es verdad que urge hacer una reflexión y para ello hay que buscar el tiempo y los conocimientos para saber cómo va a evolucionar el mercado. Las compras se harán más online, habrá menos oficinas de banco, etc. Muchas veces lo sabemos pero existe la resistencia al cambio. Por otro lado, hay que tener en cuenta el efecto a tres velocidades. Porque aunque nos creemos que todo el mundo está muy avanzado en tecnología esto no es así, aún hay ritmos diferentes en la adopción y el uso de la tecnología. Además, España es un país de pymes y éstas aún tienen mucho que avanzar. Antes de la pandemia solo un 30% de estas empresas tenía página web.

 

La pandemia, por cierto, trajo consigo un modelo laboral diferente, sustentado en un principio en el teletrabajo total y en la actualidad en el modelo híbrido. ¿Cómo ve esta tendencia y qué opina de muchas tecnológicas que están apremiando a sus empleados a volver a trabajar, al menos unos días, en las oficinas?

Este movimiento en pro de la presencialidad existe porque no se sabe cómo liderar en remoto. Los estudios dicen que los empleados aumentan su productividad, no ya tanto por el teletrabajo en sí, sino cuando se les permite organizarse por objetivos. En todo caso, no valen las mismas soluciones para todos. Mi generación, por ejemplo, está deseando volver a la oficina, pero la de los más jóvenes no, o sí, pero con sus condiciones. Es fundamental personalizar.

 

 

"El movimiento en pro de la presencialidad [en el trabajo] existe porque no se sabe cómo liderar en remoto"

 

 

¿Cómo hay que liderar entonces en la era del teletrabajo o del trabajo híbrido?

Ahora el reto de las organizaciones radica en saber cómo enamorar a sus empleados, cómo atraerlos y mantenerlos, al menos, uno o dos años. Y para ello es importante que estén avanzadas tecnológicamente. Un empleado no puede llegar a una compañía que funcione peor que Amazon desde el punto de vista burocrático. No pueden tardar una semana en contestar a un trabajador cuándo puede coger vacaciones.

En nuestra vida como consumidores queremos las cosas ya, de forma instantánea, si esto no es igual en la empresa muchos empleados se van, sobre todo los millennials y centennials. De hecho, yo creo que estos últimos son los que van a propiciar el cambio en las organizaciones.

Y, sí, liderar en remoto es muy difícil, pero Julio César no tenía WhatsApp y sabía cómo hacerlo sin tener al lado a cada soldado. Y, ojo, les llevaba muchas veces a la muerte, pero sabía enamorarlos con un reto y con un proyecto. A muchas empresas les falta eso. Faltan más héroes, más pasión, más cambio y más innovación. Sigo viendo a muchas organizaciones que funcionan como siempre han hecho.

 

Hay estudios que también afirman que aunque con el trabajo remoto aumenta la productividad disminuye la creatividad. ¿Lo comparte?

¿Qué es ser creativo? Juntar dos soluciones que aparentemente no tienen nada que ver o disponer del llamado pensamiento ‘fuera de la caja’. Hay personas que son creativas trabajando en grupo, otras de forma individual. Por eso los líderes de las empresas tienen que conocer a sus empleados y personalizar cómo les tratan. Y, por supuesto, incentivar la creatividad en estos tiempos de la inteligencia artificial y la automatización.

 

Es experta en despidos y ha escrito un libro con su propia experiencia (Te van a despedir y lo sabes). Muchas tecnológicas han pasado o están aún pasando por un proceso de recortes de personal este año. ¿Qué opina de estas situaciones?

A mí me han despedido tres veces de varias tecnológicas. Siempre hay que estar preparado para un despido. Respecto a los casos que ha habido en las tecnológicas, eran absolutamente predecibles, nadie puede asombrarse ahora por esto. Durante la pandemia se incrementaron por encima del 60% los mandos intermedios para gestionar todas las demandas de servicios en remoto. Además, ahora contamos con mayores niveles de automatización. No me sorprenden los despidos de estas compañías ni de otras de sectores que se están automatizando rápidamente porque nuestro consumo es ahora más digital. Hablo de la banca, de los supermercados… Las empresas que entiendan estos cambios y se adapten a las tres velocidades de las que antes hablábamos serán las que triunfen en el futuro.

 

 

"Liderar en remoto es muy difícil, pero Julio César no tenía WhatsApp y sabía cómo hacerlo sin tener al lado a cada soldado. Y, ojo, les llevaba muchas veces a la muerte"

 

 

Se escriben ríos de tinta sobre el papel de la mujer en el mundo de la tecnología. ¿Cuál es su visión?

Las mujeres, en general, tenemos varios problemas y uno es que nos cuesta reconocer la ambición. Otro es que pensamos que si trabajamos y nos esforzamos nos van a promocionar, pero esto no es así. Trabajar no sólo consiste en resolver una serie de tareas en un tiempo determinado, algo que, por otro lado, cada vez hará más la IA, sino también consiste en hacer lobby y relacionarse y esto es algo que suele costar a las mujeres.

Por otro lado, hay pocas mujeres en el sector de la tecnología y, en particular, en puestos directivos, porque también hay pocas que han estudiado carreras técnicas y relacionadas con el mundo STEM, pero esto debería mejorar en el futuro. En todo caso, sí es cierto que en los últimos cinco años han disminuido las matriculaciones en este tipo de carreras tanto por parte de las mujeres como de los hombres. Por ello, hay que reconducir a las niñas y a los niños para que tengan competencias digitales porque necesitamos que la tecnología nos ayude a ser mejores profesionales y, sobre todo, a tener mejores trabajos.

 

Por último, me surge la curiosidad, ¿cómo acaba recalando una filósofa en el sector tecnológico?

Estudié el doctorado en Madrid [centrado en la situación de la ética en las empresas del IBEX 35]. Mi idea era centrarme en ética y filosofía práctica, pero mi director de tesis, que acababa de llegar del MIT (era 1996, ¡cuando aún no existía Google!) me recomendó que estudiara informática. Muy pocos saben que en filosofía se estudian tres años de lógica, que es la base del lenguaje informático de los algoritmos. La lógica se desarrolla con letras, no con números, pero abordamos toda la parte de deducción, los tipos de algoritmos, la lógica difusa… así que está relacionado.

Al final opté por estudiar un máster de informática y derecho [en la Universidad Complutense de Madrid] porque en esa época empezaban a estar en auge los temas relacionados con la LOPD (Ley Orgánica de Protección de Datos) y enseguida me enamoré de la informática y la programación. Es más, hasta hice por la UNED un curso de Java y JavaScript. Eso me permitió, al salir de la universidad, empezar a trabajar en el mundo de la empresa. Empecé al principio en recursos humanos, pero todos los proyectos que surgían relacionados con la informática me los mandaban a mí, así que he participado en los proyectos de las primeras intranets que se construyeron en España, en proyectos de diseño de bases de datos, de CRM… Mi vínculo con la tecnología siempre ha sido muy fuerte. Además, parte de la base de cómo la tecnología entiende el mundo es muy filosófica.

 

 



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