Entrevista
Sanidad

"Ya nadie se plantearía montar un hospital comprando servidores"

La inteligencia artificial se está convirtiendo en uno de los principales aliados de la industria sanitaria. Manuel Bosch, CTO de Ribera Salud, analiza el estado del arte de esta tecnología.

Manuel Bosch, Ribera Salud
Manuel Bosch, CTO de Ribera Salud, en las oficinas de Microsoft en Berlín.

“Con la tecnología, la sanidad del futuro se tiene que dirigir a la parte más personalizada y preventiva; es decir, ha de ser menos hospitalaria y más ambulatoria”, sostiene Manuel Bosch, CTO de Ribera Salud, en conversación con CIO España en el marco de un encuentro organizado por Microsoft en sus oficinas de Berlín (Alemania) y en el que se puso de manifiesto cómo la inteligencia artificial (IA) puede ser el gran apoyo de una industria global que se encuentra totalmente tensionada en estos momentos. Durante el mismo, en el que se dieron cita numerosos especialistas de distintos países, se compartieron cifras que pueden ser demoledoras. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé un déficit de hasta 9,9 millones de doctores, enfermeros y otros puestos relacionados para 2030.

En cualquier caso, indica Bosch, la IA no sustituye a las personas, sino que las ayuda a hacer mejor su trabajo, liberándolas de tareas que no aportan tanto como la atención al paciente. En la jornada, el directivo pudo testar la buena salud, valga la redundancia, del sector español, sobre todo en el ámbito privado, con respecto a otras geografías. “Veo más interés aquí por probar estas herramientas y empezar a ponerlas en práctica [...] Todas las compañías estamos en la nube y sabemos de sus beneficios. Nadie se plantearía montar un hospital desde cero comprando servidores, y esto es todavía un tema de debate en otras localizaciones”.

Ribera Salud nace en 1999 con la idea preconcebida de que ‘lo digital’ y los datos “son vitales”. A partir de este precepto emprende un viaje que se ha caracterizado siempre, apostilla, por ir de la mano de Microsoft, a la cual confía el 99% de la tecnología que utiliza, ya sea en la parte analítica, de nube o IA. De hecho, la compañía se anota el tanto de ser la primera en tener una historia clínica electrónica. En la actualidad, el grupo cuenta con 13 hospitales, 58 policlínicas, 14 centros de atención primaria y 9.200 profesionales para más de un millón de pacientes anuales.

En este correr de los años, la firma ha ido dando varios saltos; desde la nube hasta el día de hoy, en el que se encuentra explorando la propia IA. “Aquí cabe desde el machine learning tradicional hasta lo generativo”, dice. De este modo, tiene tres proyectos activos: un copiloto relacionado con mejoras en el puesto de trabajo y finanzas, la recogida de datos de la parte no estructurada a la estructurada, y un último, “más disruptivo”, relacionado con la IA generativa “pura y dura”, que se basa en un sistema que ayuda a redactar informes de alta con distintas recomendaciones.

En cualquier caso, y preguntado por los posibles errores, Bosch admite que estas plataformas todavía tienen que ganar madurez, y reitera que no vienen a sustituir a nadie. “Se da por sentado que la IA tiene que acertar el 100% de las ocasiones, cuando nadie es capaz de hacerlo. Si un doctor falla 10 veces de cada 100, asumimos de forma natural que eso forma parte de la relación con el paciente. Pero a la IA le pedimos todo, y si no, las descartamos. Hay que tener en cuenta que esta tecnología todavía está en desarrollo y que los grandes beneficios los dará en meses o años. Pero tenemos que ir dando pasitos y poniendo las bases para destapar todo su potencial”.

 

Todo depende de las personas

Otra de las grandes cuestiones que se puso en la mesa del evento es cómo afianzar una estrategia digital y de IA que involucre a toda la organización para que, realmente, se gane toda la eficiencia prometida. Porque, para Bosch, “la tecnología ya no es un problema técnico, permite hacer lo que quieras. Es un tema de compromiso, visión a largo plazo y de poner unos cimientos sólidos”.

En este sentido, Ribera Salud lo tiene claro, primero hay que empezar ‘en pequeño’ para ir dando cada vez más pasos. “Y las decisiones las deben tomar las personas, los equipos clínicos. Tiene que ser el propio médico el que diga que la IA va a mejorar la forma en que hacemos las cosas”. Además, prosigue, la tecnología implica un cambio en los procesos: “Hacer lo mismo con servicios digitales solo es hacerlo más largo, caro y complejo, no mejor ni más eficiente”. Por ello, reitera el directivo, “esta evolución tiene que estar liderada por los departamentos clínicos. Estamos convencidos de que cuando hay un problema la tecnología puede formar parte de la solución. Pero cuando te pones a ello, hay retos que abordar, como la formación”, indica.

Otro desafío a nivel sectorial sería que la sanidad pública alcance la velocidad de crucero que lleva la privada en materia de digitalización. Bosch celebraría, por ejemplo, que se sumase a la interoperabilidad de la historia clínica, donde está prácticamente toda la industria privada. “Al final, el ciudadano es solo uno y da igual que los recursos sean públicos, privados o mixto. Todos nos tenemos que poner de acuerdo en que reciba la mejor atención posible”, reflexiona sobre esta dicotomía en la que cree, que no hay mayores avances en lo público por cuestiones “más políticas que técnicas”.



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