Factores claves para el éxito en la automatización de la fuerza de trabajo

Procesos amplios y controlados, comunicación y formación son aspectos a tener en cuenta para lograr que los proyectos de automatización rindan al máximo.

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Una de las amenazas más habitualmente repetidas sobre la introducción de nuevas tecnologías en los procesos de trabajo, especialmente la automatización, es la que advierte de que esta integración se traducirá en despidos y eliminación de puestos de trabajo. Los últimos análisis y artículos al respecto se esfuerzan en matizar esta percepción. Entre ellos está la consultora McKinsey, que apunta una diferenciación clave: puede que algunos tipos de trabajo desaparezcan, pero la necesidad de personal no desaparecerá

La aplicación de herramientas digitales, especialmente de automatización, liberará en cambio a los trabajadores de tareas repetitivas y tediosas. Ahí está el desafío, tanto a nivel de empresas como de sociedad: hay que asegurar que las tecnologías se emplean no para eliminar roles, sino para enriquecerlos, en un esfuerzo que podría incluso generar nuevos puestos e impulsar la innovación y otros beneficios derivados. En esta línea, McKinsey reconoce cuatro factores esenciales que trabajar para tener éxito en los proyectos de automatización, en base a las compañías que ya han implantado proyectos de este tipo con éxito.

Apuntar alto para conseguir capturar valor, un punto con doble enfoque. Por un lado, de los casos vistos la firma infiere que a mayores apuestas, mayores recompensas, ya que se conseguirán mayores resultados en tanto se amplíe el ámbito de aplicación de las herramientas de automatización; y, a la inversa, con proyectos más pequeños o concretos será más difícil sacar rendimiento. Por otro lado, hay que gestionar todos los aspectos derivados de la integración de estas funciones, que van más allá del propio proceso tecnológico, como los temas regulatorios.

Compromiso y comunicación. Para que un proceso de automatización despliegue su máximo potencial es necesario integrar a todos los departamentos principales, no enfocarlo únicamente como un esfuerzo de TI o de la unidad de negocio, con lo que ser capaz de establecer una estrategia informativa clara, que transmita el proyecto y vincule a la empresa, es un factor clave.

Liderazgo claro y compartido, agilidad y una guía definida en el proceso. Desde McKinsey recomiendan crear un equipo que lidere la transformación y lo haga de forma ágil, mientras se garantiza la continuidad del negocio.

Crear capacidades internas. No se debe fiar todo el proceso a terceros, sino que se debe asegurar que se cuenta con personal con el conocimiento necesario para reaccionar a los retos que planteen las herramientas de automatización. Para esto, un aspecto esencial será la formación de la plantilla en estas nuevas competencias.



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