Opinión

CIO, tomad nota: vosotros creáis el futuro

Desastres informáticos de gran repercusión están reforzando las visiones distópicas y un gran pesimismo respecto al futuro que traen consigo las TI. Solo si nos armamos de valor para no perpetuar los errores del pasado y abrazamos las posibilidades que generan estas podremos crear algo más brillante.

camino, futuro
Créditos: Luke Stackpoole (Unsplash).

El nuevo año trae consigo el entusiasmo por las nuevas tendencias y logros que se avecinan, los propósitos de aprovechar las oportunidades y superar los retos y la oportunidad de evaluar los avances del año anterior y pasar página de los proyectos y errores del pasado.

En un escenario ideal de principios de año, las organizaciones habrían terminado de celebrar y reflexionar sobre los logros del año anterior y de realizar análisis forenses de las causas profundas de las iniciativas que no cumplieron las expectativas. Ahora, al entrar en el primer trimestre con la cabeza alta y rebosante de confianza, la empresa debería embarcarse con entusiasmo en programas diseñados para hacer realidad todas las promesas de metas y objetivos explícitamente articulados. Sin embargo, esta no es la situación actual en muchas (probablemente en la mayoría) de las organizaciones digitales y de TI.

Acabo de terminar mi ronda por la C-suite en 12 mercados verticales y he descubierto que las tres palabras más utilizadas para describir la actitud general hacia 2023 eran "incertidumbre", "vientos en contra" y "conservador". Esto me ha llevado a concluir que la tarea número 1 de los líderes digitales y de TI en 2023 es "descancelar" el futuro. Tienen que conseguir que sus organizaciones crean y se comporten como si 2023 fuera a ser mejor que 2022.

 

Navegar por un tsunami de macropesimismo

El mensaje general procedente de múltiples disciplinas es la falta de esperanza y optimismo. "Por ejemplo, libros como La bomba demográfica, de Paul Ehrlich, y Megaamenazas: diez tendencias peligrosas que amenazan nuestro futuro y cómo sobrevivir a ellas, de Nouriel Roubini. Los expertos de mi antiguo lugar de reuniones, el Banco Mundial, nos dicen que el crecimiento será de un 1,7%. Mi compañero en Carnegie Mellon, el extraordinario gestor de fondos de cobertura David Tepper, señaló a los espectadores de CNBC, entre otras cosas, que la renta variable no irá a ninguna parte en 2023. 

"Más de dos tercios de los economistas de 23 grandes instituciones financieras que hacen negocios directamente con la Reserva Federal apuestan a que Estados Unidos tendrá una recesión en 2023", según The Wall Street Journal. Y en la comunidad de la política exterior, el pesimismo se ha convertido en un lugar común en "Occidente" en los últimos años. Voces importantes del movimiento ecologista aconsejan que adoptemos un "futuro de menos, una vida restringida, purgada de alegría".

Robert Silverberg, en su introducción a This Way to the End of Times: Cuentos clásicos del Apocalipsis, nos recuerda que "el mercado de la profecía apocalíptica ha sido alcista durante miles, o más probablemente millones de años". Puede que nos guste nuestro futuro ficticio oscuro y distópico, pero al novelista de ciencia ficción William Gibson le preocupa que la gente haya renunciado al futuro en el que realmente vivirá: "A lo largo de todo el siglo XX hemos visto cómo se invocaba constantemente el siglo XXI. ... ¿Con qué frecuencia se oye a alguien invocar el siglo XXII? Incluso decirlo nos resulta desconocido. Hemos llegado a no tener futuro".

 

Rebautizar el futuro

El hecho de que el panorama macroeconómico no sea muy halagüeño no es excusa para cruzarse de brazos hasta 2023. Los líderes digitales y de TI deben volver a presentar a las partes interesadas un futuro en el que quieran vivir. 2023 puede ser un gran año. Para ello, las organizaciones digitales y de TI deben restablecer la confianza en que su área mejorará las cosas.

Primer paso: TI/Digital necesita limpiar la casa. Necesitamos una purga de aptitudes y actitudes de los incompetentes que ocupan tantos puestos críticos. Cheryl Smith, exCIO de Keyspan, McKesson y West Jet y autora de The Day Before Digital Transformation: Unlocking Digital Transformation for Business Leaders, ha lamentado durante mucho tiempo la falta de credenciales en el ámbito de los CIO/CDO. Los abogados deben dominar un conjunto básico de conocimientos. Al igual que los médicos, las enfermeras y los contables. Pero un CIO/CDO puede serlo cualquiera.

Debra Hockemeyer, que ha diseñado y gestionado múltiples transformaciones digitales en diversos sectores, está igualmente sorprendida por la forma en que se gestionan las TI/digitales en muchas grandes empresas hoy en día. "Hay una forma de ofrecer las ventajas de lo digital de forma coherente, fiable y asequible", afirma.

En pocas palabras, no debería permitirse que se produzcan errores básicos en el bloqueo y la gestión de las TI, como los que han asolado recientemente en Estados Unidos a Southwest Airlines y a la FAA. Aplicando las palabras de Glenn Kelman, CEO de Redfin, al ámbito tecnológico y digital, tenemos que "dejar de hacer estupideces".

El Secretario de Transporte de EE.UU., Pete Buttigieg, ha dado en el clavo al exigir un análisis de las causas de lo ocurrido. En todas las aulas de ciencias del país deberían figurar los nombres de los sic informáticos que paralizaron toda la infraestructura de aviación con la advertencia: "¡No seas como ellos!". El contratista para el que trabajan debería ser vetado de todo trabajo gubernamental durante no menos de cinco años.

Que quede bien claro: no estoy en contra de cometer errores en el ámbito informático/digital. Es la única forma de que nuestra disciplina crezca. Abogo por que cometamos nuevos errores. No podemos -como tantas organizaciones- tener tanto miedo a "romper algo" que no hagamos experimentos y reprimamos toda innovación. Las meteduras de pata de Southwest y la FAA no fueron innovaciones que salieron mal. Fueron actos malintencionados de incompetentes.

¿Segundo paso? Imaginar en colaboración un futuro que funcione y por el que podamos trabajar.

 

 



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