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Actualización y reciclaje profesional, claves para la competitividad empresarial en el mundo digital

La pandemia también ha acelerado cambios y hoy ya nadie duda que la transformación digital del tejido productivo y empresarial español es crucial para la recuperación económica en la era poscovid.

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Créditos: Robynne Hu (Unsplash)

La COVID-19 ha generado un enorme impacto en nuestro país, tanto en número de vidas perdidas, como en términos económicos. Desde el comienzo de esta crisis sanitaria, el PIB español ha caído un 23,3% y el paro ha alcanzado cifras que no se veían desde 2013. Sólo en el primer trimestre de este año, más de 121.000 personas pasaron a engrosar las listas del paro, lo que ha supuesto un incremento del 3,8% respecto al trimestre anterior, según las cifras del INE, y la previsión es que, a finales de este año, el desempleo en España se sitúe en el 18,3% frente al 14% de 2019. 

Las cuarentenas forzosas que Gobiernos de países como España han decretado como medida preventiva para evitar los contagios, han provocado un proceso de digitalización express. Muchas compañías han asumido que la única manera de continuar operativas y al mismo tiempo salvaguardar la salud de sus empleados, era virtualizando su actividad y sus relaciones con empleados, partners y clientes. Si antes de la pandemia, sólo el 38% de las empresas españolas tenía una estrategia de transformación digital, de acuerdo con el estudio España 4.0 el reto de la transformación digital de la economía, hoy el porcentaje es significativamente mayor. 

En este sentido, la pandemia también ha acelerado cambios y hoy ya nadie duda que la transformación digital del tejido productivo y empresarial español es crucial para la recuperación económica en la era poscovid. De hecho, se estima que la digitalización puede contribuir a que el PIB español crezca anualmente a un ritmo del 1,8% hasta 2025, siempre y cuando las empresas consigan salvar el déficit endémico de talento digital especializado y la baja capacitación digital profesional. 

En España, más de la mitad de la población con edades comprendidas entre los 16 y los 74 años tiene competencias digitales básicas, lo que sitúa la formación digital de nuestro capital humano en el puesto europeo 16o del Índice de Economía y Sociedad Digital 2019 (DESI). Esto supone un importante hándicap a la hora de utilizar las herramientas TIC profesionales que permiten realizar el trabajo de forma totalmente digital y de la manera más productiva. De hecho, somos el país de la OCDE en el que mayor porcentaje de trabajadores que usan tecnología en su trabajo, necesita formación adicional para enfrentarse de forma adecuada a sus tareas, según Eurostat (Digital skills mismatch at work). 

Hecha esta salvedad, el mayor freno para que la economía se digitalice es la falta de especialistas TIC en nuestro país, algo que ya era evidente antes de la actual coyuntura. El estudio Empleabilidad digital y talento 2019 elaborado por la Fundación VASS y la Universidad Autónoma de Madrid ya revelaba que por cada seis empresas españolas que necesitaban un profesional TIC sólo había un perfil con el expertise y la experiencia necesaria. 

STEAM, la eterna asignatura pendiente 

La emergencia sanitaria provocada por la COVID-19 ha puesto de manifiesto la dependencia de la sociedad de la ciencia y la tecnología. En este sentido, la inversión y la formación en disciplinas STEAM se tornan cruciales para salir reforzados de la actual coyuntura y para hacer frente a la incertidumbre con la que se escribe el futuro. En España, sufrimos, desde hace tiempo, la carencia de estos perfiles profesionales. De hecho, el informe El desafío de las vocaciones STEM publicado por la Asociación Española para la Digitalización (DigitalES), sostiene que en nuestro país existen al menos 10.000 vacantes sin cubrir en el sector tecnológico debido a la falta de especialistas. Teniendo en cuenta que el citado informe prevé que, hasta 2022, el proceso de digitalización creará 1.250.000 empleos en nuestro país y que el número de alumnos matriculados en carreras STEAM ha descendido un 30% desde 2000, situándose en el 24% del total de universitarios, la oferta de estos recursos es a todos luces insuficiente. HP lleva años ayudando a mitigar este problema con programas que despierten el interés y la vocación por la ciencia, la innovación y la tecnología especialmente entre las niñas y las jóvenes, que apenas representan el 25% de los alumnos españoles de carreras STEAM. Con este panorama, la pregunta es: ¿cómo pueden las organizaciones cubrir su necesidad de talento actual y futura? 

Actualización y reciclaje profesional para cerrar la brecha de capital humano especializado 

Integrar la formación en la vida diaria de la empresa de manera que pueda exprimir todo el valor de sus empleados existentes para crecer y afrontar los nuevos retos del mercado es clave ante el reducido número de especialistas TIC. Hoy, en España sólo el 20% de las empresas invierte en formar digitalmente a sus trabajadores, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). En el caso de las pymes, este porcentaje se reduce hasta el 4%. Revertir esta tendencia es imprescindible para reciclar el conocimiento y las competencias de los empleados TIC y evitar, en la medida de lo posible, la dependencia del talento exógeno, pero también para anticiparse al posible momento en el que el puesto de un trabajador pase a ser prescindible y desaparezca. El Foro Económico Mundial estima que formar a un empleado y hacerlo competente en los nuevos escenarios tecnológicos es un 25% inferior a las ganancias que le genera, sin mencionar el efecto que esta transición digital inclusiva tiene en la sociedad. En el caso del especialista TIC, el vertiginoso ritmo de la innovación tecnológica hace que pierda el 40% de sus habilidades cada tres años e incluso, en menos tiempo (el informe Emerging Jobs 2020 de LinkedIn revela que, en los tres meses de crisis sanitaria, han surgido 15 nuevas profesiones, de las que 10 están relacionadas con la tecnología como desarrollador Salesforce o Python o ingeniero de datos), lo que convierte a la formación continuada en una opción inmejorable para que la empresa acceda, de forma ágil, al talento que necesita en cada momento. 

La digitalización ‘forzosa’ que han asumido muchas organizaciones independientemente de su sector de actividad y tamaño a raíz de la COVID-19 ha generado un incremento significativo en la demanda de profesionales TIC difícil de satisfacer y que pone en peligro el proceso de transformación digital de nuestra economía. La alternativa a contratar expertos y atraerlos a la organización es la capacitación continua de la plantilla que, aparte de ser una fórmula menos costosa, permite aumentar la resiliencia de las organizaciones ante una situación especialmente volátil como la actual al tiempo que cambia la ecuación de aprendizaje. La formación continuada del trabajador deja de ser vista como un gasto en un activo que puede abandonar la empresa para convertirse en una inversión necesaria para la retención y atracción de talento y para la transición de la empresa a la nueva normalidad

 


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