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Sostenibilidad

Los ‘pasillos fríos’ como herramienta para mejorar la eficiencia energética de los centros de datos

BBVA ha apostado por la implementación de estos sistemas para optimizar la refrigeración de los equipos de sus Centros de Procesamiento de Datos en España, reduciendo así las emisiones de CO2 en 1.500 toneladas.

Centro de datos, Colt

La sostenibilidad y el cuidado por el medioambiente conforman dos piedras angulares en la estrategia actual de las compañías, especialmente en el apartado vinculado con la responsabilidad social corporativa. Por ello no es de extrañar que cada vez más organizaciones apuesten por sistemas, herramientas y soluciones que les permitan optimizar sus procesos al tiempo que cuidan del planeta. Este es precisamente el ejemplo de los Centros de Procesamiento de Datos (CPD) de BVVA. El CDP es el “corazón” del banco, aseguran desde la compañía, “un espacio por el que pasa toda la información de la organización y los clientes”.

Una transferencia, la retirada de efectivo en un cajero o la consulta del saldo desde el móvil son operaciones prácticamente instantáneas gracias a la capacidad de procesamiento del CPD. Sus instalaciones son, por tanto, espacios que cuentan con la mejor tecnología, los mayores estándares de seguridad y resiliencia y medidas para lograr un consumo energético óptimo. “Cualquier operación que tiene un componente tecnológico en nuestra relación cliente-banco está operándose desde un equipamiento informático que está dentro de un CPD”, explica Alberto Jiménez Anguita, responsable global de operaciones IT en BBVA.

 

Sostenibilidad, prioridad estratégica

Los CPD son espacios súper protegidos que contienen la información más valiosa, que no se apagan nunca y cuya función fundamental es asegurar la resiliencia. “Es una infraestructura estratégica para el banco, que tiene que asegurar su funcionamiento pase lo que pase, 24 horas al día, 365 días al año”. De hecho, tal es su importancia que cuentan con dos niveles de redundancia para garantizar el funcionamiento ininterrumpido de las operaciones; un sistema de respaldo que proporciona continuidad sin paso por cero y una autonomía eléctrica y de refrigeración en caso de emergencia.

Para lograr sus objetivos, los CPD cuentan con grandes equipamientos tecnológicos que necesitan tener unas características determinadas para su correcto funcionamiento, ya que son máquinas muy sensibles a los cambios de temperatura y cuando se calientan, automáticamente bajan su rendimiento. Para BBVA, el compromiso con la sostenibilidad es una “prioridad estratégica”, por lo que además de asegurar la seguridad y la resiliencia, la eficiencia energética constituye “una obligación”.

 

“El cerramiento de ‘pasillos fríos’ va a permitir reducir hasta 1.500 toneladas anuales de emisiones de CO2. Gracias a este proyecto, el banco espera reducir el consumo de energía un 5,88%”

 

‘Pasillos fríos’

“Más allá de invertir en una infraestructura resiliente, queremos que sea lo más eficiente posible, sin perder un ápice de la seguridad de la instalación”, comenta Jiménez Anguita. Los sistemas de contención de pasillos de máquinas (fríos o calientes) han sido el primer paso para lograrlo. El cerramiento de ‘pasillos fríos’ va a permitir reducir hasta 1.500 toneladas anuales de emisiones de CO2, con el consiguiente ahorro energético. Gracias a este proyecto, el banco espera reducir el consumo de energía un 5,88%, lo que equivaldría a una reducción de 733,2 toneladas de CO2 anuales.

Este sistema consiste básicamente en separar el aire caliente y el aire frío de los pasillos correspondientes minimizando el flujo de aire entre ellos, consiguiendo grandes ventajas de eficiencia energética en el sistema de climatización. Es decir, por un lado, los ordenadores reciben aire frío que permite a las máquinas funcionar en condiciones óptimas. Ese aire frío se convierte en aire caliente que sale por la parte de atrás. De tal modo que la  configuración está distribuida por pasillos de equipos que enfrentan las entradas de aire frío por un lado y las salidas de aire caliente por el otro. Así, en una sala diáfana, se va alternando un pasillo frío con uno caliente. La separación de los dos ambientes se completa con la instalación de cerramientos en los pasillos fríos para evitar la recirculación de aire y mantener constante la temperatura interior con menor esfuerzo energético



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